El virus de la hepatitis A (VHA) es una de las causas más frecuentes de hepatitis aguda, y afecta a 1,5 millones de personas al año aproximadamente.1 Se transmite por vía fecal-oral.2 El periodo de incubación oscila entre los 15 y 50 días.3 En países en los que el VHA es endémico, los brotes suelen producirse en lugares atestados de gente, como las prisiones o las escuelas. En los países en los que esta enfermedad no tiene una incidencia endémica, la mayor fuente de infección es la manipulación de alimentos por personas infectadas.4 No se ha observado una evolución crónica de la enfermedad, ni la persistencia del virus en el organismo.5
Puede suponerse que existe una infección aguda por hepatitis A si se detectan anticuerpos IgM contra el VHA.6 Los anticuerpos IgM contra el VHA pueden detectarse en suero en las dos semanas posteriores a la infección inicial por VHA y suelen desaparecer unos 3 o 4 meses después, aunque en algunos pacientes también pueden detectarse IgM anti-VHA durante un mayor periodo de tiempo.7,8 Es muy poco habitual que se presenten anticuerpos IgM anti-VHA tras la vacunación.9 Las pruebas para detectar los anticuerpos IgM contra el VHA se utilizan en el diagnóstico diferencial de la hepatitis aguda a fin de determinar una infección por hepatitis A.