Las infecciones gastrointestinales están causadas por la ingesta de patógenos nocivos, como bacterias, virus o parásitos, que acceden así al tubo digestivo. Estas infecciones a menudo se transmiten a través de agua o alimentos contaminados, pero también pueden contagiarse de una persona a otra debido a una mala higiene.
La mayoría de las personas con infecciones gastrointestinales se recuperan por sí solas, pero estas infecciones pueden ser peligrosas en personas con sistemas inmunitarios debilitados o comprometidos.1