Con un aumento estimado de 276,4 millones de casos al año y con un riesgo de dos a tres veces mayor de adquisición de VIH, Trichomonas vaginalis (TV) es una de las infecciones de transmisión sexual (ITS) más frecuentes y posiblemente más importantes.1,2
Aunque la TV es una infección parasitaria altamente curable, entre el 70% y el 85% de las personas infectadas apenas muestran síntomas o no presentan ninguno. También contribuye a una transmisión significativa silenciosa entre parejas, lo que aumenta la carga de la enfermedad en gran medida.2
Si no se diagnostica y no se trata, la TV puede provocar uretritis y prostatitis crónica en hombres. Las mujeres pueden experimentar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), parto prematuro y otros desenlaces adversos del embarazo. Además, existe un mayor riesgo de adquisición de infección por VIH en ambos sexos en caso de infección con TV.2
Con una supervisión mundial limitada y una incidencia cada vez mayor las pruebas diagnósticas frecuentes y precisas son un factor estratégico clave para controlar las tasas de infección e informar sobre un tratamiento eficaz.