La globalización ha abierto muchos avances en la atención sanitaria.
Pero la libre circulación de personas también ha traído consigo muchos desafíos entre ellos, la creciente capacidad para que las enfermedades infecciosas se propaguen rápidamente y más allá de las fronteras.
Hasta hace poco, las enfermedades transmitidas por vectores se restringían a zonas geográficas específicas. Sin embargo, en las últimas décadas, el aumento de las temperaturas a nivel mundial, como resultado del cambio climático, ha hecho que estas enfermedades se propaguen más allá de sus áreas originales y se extiendan rápidamente a otros territorios.2, 3