A medida que la humanidad continúa su uso generalizado de antibióticos, la resistencia antimicrobiana seguirá suponiendo una amenaza para el sistema sanitario global.
A medida que se desarrollan y utilizan nuevos antibióticos en todo el mundo, las bacterias evolucionan en paralelo, desarrollando resistencia y superando nuestra capacidad para tratar infecciones comunes. Las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos son difíciles de tratar, y matan aproximadamente a 700 000 personas al año en todo el mundo.1
El mundo aprendió de los peligros de la resistencia antimicrobiana con el aumento de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria, como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM). Actualmente, hay un número creciente de enfermedades infecciosas que presentan resistencia a los tratamientos comunes, como ciertas infecciones de las vías respiratorias e infecciones de transmisión sexual. De cara al futuro, se espera que aumente la prevalencia de patógenos resistentes a los medicamentos.
En ausencia de un esfuerzo global para combatir la mayor resistencia a los medicamentos, se prevé que las infecciones por organismos resistentes a múltiples medicamentos sean la causa principal de muerte en todo el mundo para 2050.1