Las infecciones respiratorias agudas son una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo.1
Las infecciones del tracto respiratorio (ITR) incluyen tanto las infecciones del tracto superior, como el resfriado común, como las del tracto inferior, como la neumonía, la bronquitis y la tuberculosis. Mientras que la mayoría de las infecciones de las vías respiratorias superiores pueden resolverse por sí solas, las infecciones de las vías respiratorias inferiores pueden suponer un reto importante para la salud, especialmente para los bebés, los ancianos y las personas inmunodeprimidas.2,3
Las infecciones respiratorias están causadas por una gran variedad de patógenos. Los virus como la gripe A y B, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el Coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo 2 (SARS-CoV-2) acaparan gran parte de la atención, pero también pueden presentar síntomas similares otros agentes, incluyendo bacterias como el Streptococcus y el Mycobacterium tuberculosis (MTB, TB).