Los anticoagulantes orales, también denominados antagonistas de la vitamina K (AVK), se utilizan para prevenir la aparición o el aumento de coágulos en la sangre no deseados. Estos anticoagulantes inhiben las enzimas denominadas vitamina K epóxido reductasa y vitamina K reductasa. Estas enzimas son necesarias para la reducción química de la vitamina K oxidada.1