El citomegalovirus (CMV) es un virus del herpes omnipresente en los seres humanos y es la principal causa infecciosa de malformaciones congénitas.1 Las muestras reactivas de IgG e IgM contra CMV pueden indicar una infección aguda, reciente o reactivada.
Dado que la infección congénita sintomática fetal se debe principalmente a la transmisión intrauterina, tras la infección materna primaria, es esencial realizar un diagnóstico diferencial de la infección primaria frente a la infección recurrente, anticuerpos IgM no específicos o persistencia de anticuerpos IgM específicos contra CMV para el seguimiento del embarazo.2 Los anticuerpos que se producen en una fase temprana en la respuesta primaria presentan una menor avidez por antígenos que los producidos en fases posteriores.2
La presencia de anticuerpos IgG contra CMV de menor avidez, junto con anticuerpos IgM positivos contra el CMV, antes de las semanas 16 –18 de embarazo es un indicador firme de infección primaria reciente, mientras que un índice de alta avidez durante las primeras 12 – 16 semanas podría considerarse como un buen indicador de una infección pasada.2 Un resultado de alta avidez en un momento más avanzado de la gestación no descarta una infección primaria en una etapa previa del embarazo.2