La mayoría de los pacientes diabéticos son diabéticos son tipo 2 (90%). La diabetes mellitus tipo 2 se ha convertido en una epidemia para el mundo occidental, siendo una enfermedad con elevada morbilidad y una importante causa de mortalidad prematura debido a las complicaciones. La hiperglucemia crónica se acompaña de modificaciones en el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas que pueden provocar complicaciones agudas, y a largo plazo está asociada a lesiones, disfunción y fallo de varios órganos, especialmente de los ojos, riñones, nervios, corazón y grandes vasos (ADA, 2019).
En cuanto a la sintomatología de la enfermedad, uno de los primeros síntomas que detecta el paciente es la poliuria (aumento en la frecuencia y cantidad de orina), el cual cuando se acompaña de polidipsia (aumento de la sed), polifagia (exceso de apetito, más característico de la DM1) y cambio de peso (aumento (DM2) o perdida (DM1)) sugiere la presencia de la enfermedad. Otros signos y/o síntomas que pueden presentarse son: prurito, boca seca, alteraciones en la visión, fatiga. En las mujeres con DM2 es también frecuente la susceptibilidad a las infecciones urinarias. Con frecuencia, los síntomas no son graves o pueden estar ausentes y, en consecuencia, la hiperglucemia puede provocar cambios funcionales y patológicos durante largo tiempo antes del diagnóstico, por lo que su detección precoz permite reducir el riesgo de diabetes o retrasar su inicio.